Herida de injusticia: crítica, perfeccionismo y autoexigencia
La herida de injusticia puede llevarnos a creer que solo seremos amados y aceptados si somos perfectos en todo momento, lo que nos conduce a la autoexigencia implacable y la crítica constante hacia nosotros mismos y los demás.
La herida de injusticia está relacionada con la percepción de no ser valorado ni respetado, lo que puede llevar a sentimientos de indignidad y culpa si creemos que estamos recibiendo más de lo que merecemos.
A lo largo del tiempo, estas heridas pueden influir significativamente en nuestras relaciones de pareja. Sanarlas es un proceso vital para liberarnos de patrones destructivos y construir conexiones amorosas y saludables.
La máscara de la herida de injusticia es la del rígido: una persona inflexible que quiere ser perfecta en todo lo que hace para evitar ser juzgada.
Experimenta dificultades para relajarse, entregarse y disfrutar del placer. A pesar de parecer sensual, le resulta complicado expresar su ternura por completo.